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domingo, 10 de marzo de 2019

Buenas vibras y propósitos contra la fibromialgia


He confeccionado una lista de propósito-reflexiones para convivir con la fibromialgia sin rendirse a ella. A mí me sirve de inspiración, aunque no intento cumplirlos todos; al fin y al cabo, mi perfeccionismo me ha conducido, en gran medida, hasta aquí... hasta el dolor y el agotamiento. Espero que estos deseo-pensamientos os sirvan de algo o que, algunos, incluso, os hagan reír aunque no sea esa la intención.

Por Alicia Misrahi, escritora, viajera y “fibromiálgica de manual”, según el reumatólogo. Mi página web, donde hay información y fragmentos de mis libros es www.aliciamisrahi.com

Propósitos para vivir paso a paso

*Saludarme cada día: “Hola, ¿cómo estás hoy?”. Y hacerme caso.
*Escuchar a mi cuerpo. Descansar o parar cuando me lo pida.
*Entre todas las tareas que tengo que realizar, empezar con la que me hace más feliz o la que me va a dar más tranquilidad terminar.
*No intentar hacerlo todo. Sólo una cosa cada vez...
*Sonreír, aunque cueste. El mundo está necesitado de sonrisas.


*No pensar en todo lo que tendría que hacer. Simplemente hacer algo.
*Dar un paso sin pensar en el siguiente.
*No convertirme en un conejillo de indias de la medicina. No voy a tomar según qué medicamentos, como antiepilépticos tipo Lyrica. Soy un imán para los efectos secundarios, paso.
*No dejarme arrastrar por la esperanza de tratamientos alternativos milagrosos, especialmente si cuestan un ojo de la cara.
*Comprender y aceptar que la mayoría de la gente no va a entender mi enfermedad y mi agotamiento. Al fin y al cabo, hago buena cara y tengo un cuerpo con apariencia fuerte.
*Intentar que las personas que me rodean me entiendan. Tener paciencia.
*Pedir ayuda cuando la necesito. Aceptar que en este mundo de locos no siempre podré recibirla.
*No hacer grandes listas de cosas pendientes.
*Centrarme en lo que he conseguido hacer durante un día (una sola cosa cada vez...).

*No obsesionarme demasiado.
*Tener una ilusión al día.
*Expresar cómo me siento, pero poner siempre un toque de humor para hacerme amena (mi experiencia es que la mayoría de personas abandonan a los que se quejan “demasiado”, aunque tengan razones para ello).
*Aceptar que a la mayoría de personas les importa un bledo cómo estoy.
*Reír todo lo que pueda. Incluso de mí misma.
*No renunciar a soltar mi rollo a todas esas personas que te sueltan el suyo.
*Asumir que la fibromialgia no da pena... ni siquiera al Estado. Por tanto, tampoco causa empatía ni comprensión. La ayuda que voy a recibir se limitará a los más cercanos.

*Hacer algún estiramiento cada día (o casi cada día, sin agobiarme). He empezado con algo sencillo: rotar los hombros hacia atrás y hacia adelante y mover lentamente el cuello hacia todos los lados posibles (negando, inclinándolo hacia los lados, hacia atrás y hacia delante, rotaciones... no simultáneamente, no soy la niña del exorcista).
*Evolucionar hasta hacer más estiramientos y llegar a hacer yoga.
*Dar un pequeño paseo, aunque me cueste. Sin fijarme metas ni objetivos. Saludar a mi perro y salir. Sólo un paso, sólo un pequeño paseo.
*Darme permiso para cagarme en todo, si es necesario con palabrotas. Sí, esta enfermedad es una puta mierda.
*Meterme en la bañera con agua caliente cuando duela. Usar el saquito térmico para las cervicales. También va bien para la tensión y dolor de mandíbula perpetuos.


*Entenderme, escucharme, mimarme.
*Perdonarme.
*Tener paciencia con mis bajones y desesperaciones. Pensar que pasará, que mañana estaré mejor.
*Luchar para que los demás y la sociedad entiendan esta enfermedad.
*Escribir un artículo sobre fibromialgia, con honestidad y esperanza.

¡VIVIR!

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