He confeccionado
una lista de propósito-reflexiones para convivir con la fibromialgia
sin rendirse a ella. A mí me sirve de inspiración, aunque no
intento cumplirlos todos; al fin y al cabo, mi perfeccionismo
me ha conducido, en gran medida, hasta aquí... hasta el dolor y el
agotamiento. Espero que estos deseo-pensamientos os sirvan de
algo o que, algunos, incluso, os hagan reír aunque no sea esa la
intención.
Por Alicia
Misrahi, escritora, viajera y “fibromiálgica de manual”,
según el reumatólogo. Mi página web, donde hay información y
fragmentos de mis libros es www.aliciamisrahi.com
Propósitos para vivir paso a paso
*Saludarme cada día: “Hola, ¿cómo estás hoy?”. Y hacerme caso.
*Escuchar
a mi cuerpo. Descansar o parar cuando me lo pida.
*Entre
todas las tareas que tengo que realizar, empezar con la que me
hace más feliz o la que me va a dar más tranquilidad
terminar.
*No
intentar hacerlo todo. Sólo una cosa cada vez...
*Sonreír,
aunque cueste. El mundo está necesitado de sonrisas.
*Dar
un paso sin pensar en el siguiente.
*No
convertirme en un conejillo de indias de la medicina. No voy a tomar
según qué medicamentos, como antiepilépticos tipo Lyrica. Soy un
imán para los efectos secundarios, paso.
*No
dejarme arrastrar por la esperanza de tratamientos alternativos
milagrosos, especialmente si cuestan un ojo de la cara.
*Comprender
y aceptar que la mayoría de la gente no va a entender mi
enfermedad y mi agotamiento. Al fin y al cabo, hago buena cara y
tengo un cuerpo con apariencia fuerte.
*Intentar
que las personas que me rodean me entiendan. Tener paciencia.
*Pedir
ayuda cuando la necesito. Aceptar que en este mundo de locos no
siempre podré recibirla.
*No
hacer grandes listas de cosas pendientes.
*Centrarme
en lo que he conseguido hacer durante un día (una sola cosa cada
vez...).
*No
obsesionarme demasiado.
*Tener
una ilusión al día.
*Expresar
cómo me siento, pero poner siempre un toque de humor para hacerme
amena (mi experiencia es que la mayoría de personas abandonan a los
que se quejan “demasiado”, aunque tengan razones para ello).
*Aceptar
que a la mayoría de personas les importa un bledo cómo estoy.
*Reír
todo lo que pueda. Incluso de mí misma.
*No
renunciar a soltar mi rollo a todas esas personas que te sueltan el
suyo.
*Asumir
que la fibromialgia no da pena... ni siquiera al Estado. Por tanto,
tampoco causa empatía ni comprensión. La ayuda que voy a recibir se
limitará a los más cercanos.
*Hacer
algún estiramiento cada día (o casi cada día, sin
agobiarme). He empezado con algo sencillo: rotar los hombros hacia
atrás y hacia adelante y mover lentamente el cuello hacia todos los
lados posibles (negando, inclinándolo hacia los lados, hacia atrás
y hacia delante, rotaciones... no simultáneamente, no soy la niña
del exorcista).
*Evolucionar
hasta hacer más estiramientos y llegar a hacer yoga.
*Dar
un pequeño paseo, aunque me cueste. Sin fijarme metas ni
objetivos. Saludar a mi perro y salir. Sólo un paso, sólo un
pequeño paseo.
*Darme
permiso para cagarme en todo, si es necesario con palabrotas. Sí,
esta enfermedad es una puta mierda.
*Meterme
en la bañera con agua caliente cuando duela. Usar el saquito térmico
para las cervicales. También va bien para la tensión y dolor de
mandíbula perpetuos.
*Entenderme,
escucharme, mimarme.
*Perdonarme.
*Tener
paciencia con mis bajones y desesperaciones. Pensar que pasará, que
mañana estaré mejor.
*Luchar
para que los demás y la sociedad entiendan esta enfermedad.
*Escribir
un artículo sobre fibromialgia, con honestidad y esperanza.
¡VIVIR!
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