Ansiaba tanto que fuera primavera que
dejó la puerta del jardín abierta para que entraran las flores y el sol. Un ser
gélido alentó su casa, la invadieron imágenes de algunos efectos secundarios de
su decisión.
Enjugó de escarcha su nariz y apartó una enredadera
rebelde de la cara. Desechó el negro violáceo de los inoportunos pensamientos
de su cabeza, diciéndose que era una melodramática exagerada, y extendió las
ramas para acariciar la brisa. Mujer de hierba, mujer arbórea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.