Me "obligó" el redactor jefe. Quería dar variedad al escaparate de novedades y pidió que hiciera una breve reseña de ese libro sobre las mujeres y el Islam y la importancia de llevar velo y su magia y sobre el papel del hombre como guía y la mujer que debía seguir sus pasos...
En el breve apartado "para quién" escribí algo como "para fundamentalistas liberados".
Cuando salió publicada la revista, el editor del libro llamó muy enfadado por mi comentario. Mi amiga E y yo cogimos el libro, lo fragmentamos y lo lanzamos a la Gran Vía desde el coche que conducía yo. ¡Cómo nos reímos! Fue una pequeña venganza purificadora. Los obreros de la construcción, torso al aire en aquel verano caliente y caluroso, se quedaron de piedra, piedra palpitante y cincelada, morena, arrebatadora.
El redactor jefe me dio la razón: "no tendríamos que haber reseñado este libro". Se lo agradezco. ¿El lanzamiento de libros llegará a ser deporte olímpico?
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