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miércoles, 6 de julio de 2011

Las nuevas familias


La última familia del pasado, tipo familia Trapp, familia "chechuuuu chechuuuuu ¿dónde estás?", familia Trapisonda y etc., justo antes del euro, fue la familia Martínez, si no recuerdo mal el apellido.

La Familia Martínez fue la encargada de protagonizar unos breves anuncios en los que se nos informaba del redondeo del euro. Algo así como que lo que en pesetas valía en aquel momento, el día Antes D., 85 ptas convertido serían 0,51 euros y, por tanto, se redondearía a la baja: 0,50 euros. Si el decimal daba 0,56, 0,57 etc, se redondeaba al alza: 0,60, en un intento de redondear las pesetillas (bueno los centimillos de euro que eran un poco más).

La Familia Martínez, como el resto del país, pronto se hundió en la miseria. De pronto, un cortado que valía 100 pesetas pasó a valer un euro. Y ocurrió con muchos más productos. Se protestaba en los bares y en el súper y poco más. Fuimos cómplices con nuestro silencio. En la foto se puede ver un cartel que resume lo que nos ha ocurrido. Lo que hemos dejado que ocurra.

Ahora estamos indignados, con razón, pero llevamos años callando anestesiados por el falso estado de bienestar. Las viejas familias compuestas por padre, madre, hijos y puede que abuela o abuelo han pasado a la historia.
Las nuevas familias no son tampoco ya las familias monoparentales por divorcio o adopción ni las familias homoparentales, son las familias compuestas por amigos o por colegas que, con un poco de suerte, cobran una ayuda y colaboran para mantener un piso; por personas solidarias que acogen a los más desfavorecidos; por abuelos que de pronto se han convertido en única fuente de ingresos y que ven como sus hijos, desahuciados por los bancos, vuelven a casa. Y, desde luego, no sólo para pasar la Navidad.

Como mi amiga Sanfaina Krisis, que tiene dos colegas recogidos que perdieron su empleo y no encuentran trabajo. Como Pepe, que adoptó a un niño y, después, recogió al padre biológico del niño para que no tuviera que ir a un centro, residencia o lo que sea. Como dice Pepe: "Somos una familia, rara, pero somos una familia". Ni mi amiga San ni Pepe reciben ayudas, no tienen derecho, a pesar de que las empresas para las que trabajan no les pagan o les pagan tardísimo. ¿Se puede hacer uno familia de hecho? Se debería poder hacer, porque estamos cambiando.

Podemos pedir Pan y Piso y puede que hasta Circo a Papá Estado, pero como no apostemos por la solidaridad, por la autocrítica y por nuevas vías como personas y como sociedad, de aquí no salimos. Hablemos de "comunas" para poder compartir gastos, bancos de tiempo, un poco de austeridad y juicio en nuestras "necesidades", cooperativas para comprar a mejor precio, comprar directamente a los productores (ya hay algunas iniciativas interesantes de asociaciones de horticultores...). Yo qué sé, son sólo algunas de las posibilidades, pero seguro que hay más.

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