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martes, 9 de agosto de 2011

En brazos del amor... cortés


"Las mujeres somos seres adorables a las que, por tanto, los hombres tienen que adorar. Estos preceptos los tenían muy claros las aristócratas que concedían con cuentagotas favor a favor a sus admiradores en las épocas del Amor Cortés. ¿Cómo podemos emularlas en nuestro provecho? Soy Álex y he entrado en el camino de la dominación.

Provenza. Siglo XI. El enamorado, tan apuesto como nervioso, recita su poesía a su adorada, donde sólo hace que constatar mediante palabras de dulce y rendida admiración sus perfecciones. El hecho de que el trovador pueda alabarla con sus versos es todo un privilegio.



La dama le sonríe. Ha sido un gesto casi imperceptible, pero él se siente feliz. Hasta que cree adivinar un gesto adusto en su hermoso rostro y su amor se convulsiona en su corazón. La ama, con esa desesperación que concede el deseo no satisfecho. El día anterior, ella le dejo tomarla brevemente de la mano y, desde entonces, él no puede pensar más que en esa caricia electrizante y en el instante en que, finalmente, los labios de ambos puedan juntarse. Pero ese momento parece aún muy lejano, suspira.

Muy lentamente, ella le dejará ganar terreno hasta conducirlo a su lecho. Entonces, seguramente su amor terminará.




¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?, nos preguntaremos siglos después (...)"

2 comentarios:

  1. Esa pregunta (¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?) es muy ingeniosa pero se puedde convertir en retórica si "hacer el amor" es justo sexo, pero amar, el verbo y amor, el sustantivo no llevan el sexo sino como un fin (bastantes hombres) o un medio (bastantes mujeres). Para bastantes hombres (¿la mayoría?), deseo "hacerlo" con esa mujer, es simple (muy simple) un objetivo y nada más. Es la mujer (bastantes) la que ha fantaseado, la que demora, la que duda, la que compara, la que recuerda, la que sueña, valora y cuestiona: "si lo acepto cómo amante" ¿qué pasará después?

    eso, eso es todo por hoy, sería largo...
    b77

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  2. Esa es nuestra herencia cultural, social y "moral". Sin embargo, la realidad está cambiando. Quizá el sexo es sólo un placer más como tomarse un helado a pequeñas cucharadas, sorbeteos y lengüetazos en una terraza con vistas al mar... ¡Un beso!!!

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