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miércoles, 25 de abril de 2012

Escritores de No Béstsellers, El (In)Mundo Editorial II

Hace años, cuando el libro no era sólo un producto que exprimir al máximo, había cierta inquietud de las editoriales por ofrecer libros de calidad y por darlos a conocer y promocionarlos aunque no fueran béstsellers de partida. Las editoriales, en un pasado no tan lejano aunque parece remoto, apostaban por nuevos nombres, nuevos libros, nuevas voces, nuevos temas, nuevos enfoques y defínían la cultura y la ofrecían. Ahora, no.




Hace diez años, cuando empecé a publicar libros de ensayo y autocrítica/crecimiento /autoayuda salvaje, las editoriales todavía se involucraban algo con los libros que publicaban. En novela se empezaba a mascar ya el halo maléfico de la codicia superventas, pero todavía había oportunidades.


Actualmente, los criterios de selección son conseguir libros que se vendan solos y publicar libros que pueden ser de gran calidad –o no- pero no interesan a nadie a priori (y menos que a nadie a las editoriales) para llenar el catálogo, para que los editores justifiquen su sueldo de editor publicando libros y para que las mesas de novedades y las estanterías de las librerías se llenen con libros de la editorial en cuestión. Son libros que nacen con un hálito de vida y que no se venderán; son libros que han nacido para ocupar un espacio en las librerías, para ir de séquito de otros que son los importantes.

Primero, porque nadie apuesta por ellos y los dejan a su suerte, muchas veces escondidos en apartados que no les corresponden.
Hasta hace poco el ensayo iba más a su libre albedrío, sin los vicios que alienan a las novelas, pero esta situación ha ido cambiando poco a poco. Para peor.

Tiene razón mi amiga Sanfaina Krisis, llamada así porque ella y su patulea de acogidos/recogidos en casa –escritores y periodistas a los que su editorial no les pagaba sus derechos de autor o que su medio de comunicación no les pagaba sus colaboraciones- estuvieron viviendo una temporada de un lote de latas de sanfaina (pisto) que mezclaban con arroz o con patatas o con lo que tuvieran disponible. También adoptó el nombre de Sanfaina Krisis porque la crisis actual, general y su propia crisis están compuestas de muchos pequeños trocitos de muchas cosas que cuesta mucho digerir. Tiene razón cuando afirma, en su blog Las Crónicas Bohemias, que el mundo editorial está podrido:
“Hoy en día casi no nos quedan editores. Los pocos que quedan dentro de los grandes universos/planetas editoriales están sometidos, para poder sobrevivir, a las exigencias de los resultados. Intentan engañar a la gran maquinaria y sortearla, pero saben que si uno de los libros que contratan no alcanza un determinado número de ventas, pongamos que hablo de diez mil o de veinte mil, irán a la calle. Los tratan como entrenadores de futbol que si no consiguen un éxito fulminante pasan a la historia.
Unos pocos editores buscan nuevos caminos al margen de las megaconstelaciones de editoriales con apuestas interesantes, honestas y valientes.
Mientras tanto, los Grandes Monstruos de la Edición nos meten por los ojos lo que ellos desean que compremos.”


Sanfaina se ilusionó cuando su editor le comentó que tenía mucha fe en su libro, que era muy bueno e iba a gustar mucho y que iba a ser un éxito seguro. Meses después, recibió el primer mazazo:
“Hoy he descubierto que, a pesar de que yo lo recibí hace apenas una semana, mi libro lleva un mes en la calle. Nunca mejor dicho, porque en las librerías, como todos esos cientos de novedades que no tienen nombre ni filiación conocida, ha estado poco.
He llamado a la editorial para preguntar sobre la promoción, puesto que no me ha llamado nadie, ni para una entrevista de radio. El editor me ha dicho que se envió un correo a las revistas femeninas y que nadie ha contestado.
Esa es la promoción que va a tener mi libro. Mi editor también ha añadido que quieren emprender más acciones, pero que ahora están concentrados en un superlanzamiento de un megaestrella autor hipermediático (evidentemente, no lo ha dicho así, pero se infería claramente lol).
Y digo yo, si es tan famoso, ¿para qué necesita tanta promoción y publicidad? ¿No sería mejor que las editoriales repartieran un poco sus recursos para destinarlos a libros interesantes de autores menos conocidos?
Cada vez que compras un libro porque está de moda, sin conocer su contenido, matas un libro interesante.”
 La triste historia de Sanfaina Krisis puede ser la historia de cada uno de nosotros, escritores en busca de lectores, en busca de una vida digna, en busca  de un poco de transparencia y trato humano en nuestras relaciones con las editoriales.

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1 comentario:

  1. Amiga,
    La palabra es que no somos "estratégicos". Esta la palabreja que emplean los que sólo miran números y balances y los que la literatura les importa un carajo. ¿Cómo hemos llegado a esto?
    Les hemos dejado. Les hemos dejado que ocupen puestos clave en todos los sectores. Y así nos va.
    El libro electrónico será como un antibiótico: NO acabará con la totalidad de la enfermedad (o debo decir metástasis?) y se llevará también editoriales buenas y libreros que sí estiman los libros. En medio, espero, que se traguen a los distribuidores/transportistas que encarecen el libro sin añadir ningún valor.
    Son cuatro días (El último de la fila)

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