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martes, 7 de febrero de 2012

Sueños de escritor novel El (In)Mundo editorial III


Los escritores noveles o primerizos todavía siguen creyendo en el hada mágica y redentora de la publicación según la cual cuando consigan publicar un libro su vida cambiará (para mejor) y lo habrán logrado.
En realidad, actualmente, publicar un libro no quiere decir nada, no significa nada -ni siquiera que sea bueno al igual que si un escritor no logra publicar un libro tampoco quiere decir que sea malo- y lo más seguro, a no ser que sea un béstseller de nacimiento, es que se venda poquísimo y que apenas llegue a cubrir gastos y mucho menos a dar dinero y mucho menos a su autor…

Texto: Alicia Misrahi. Página web: www.aliciamisrahi.com



Las editoriales, caídas (casi) todas bajo la perversa esfera de las multinacionales de la publicación han perdido su independencia y, también, han perdido toda autoridad moral y crítica para definir la cultura o para decidir si un libro es bueno o es malo o incluso si merece publicarse –excepto por criterios de ventas que son los únicos que entienden-.
Lo único que importa son los números; sí, la codicia, mal endémico de nuestro país que nos ha llevado a donde estamos, también hizo presa en su día de las editoriales.
Si un libro vende menos de 50.000 no sirve para nada, pero es mucho mejor si vende un millón.
Los libros que cuentan son los que se venden por sí mismos: o sea, los que vienen avalados por ser un béstseller en su país de origen o en varios países, los que son de un autor que ya ha tenido un considerable éxito, los que se han vendido por una pasta gansa en una feria del libro profesional, los que son de un autor mediático o famoso aunque no sepa escribir dos palabras juntas o plagie, los libros que tocan un tema de moda y que las editoriales lanzan y promocionan a golpe de talonario para que se vendan…
Y los lectores, tragamos. Nos meten por los ojos en las grandes librerías los libros que tenemos que comprar y leer y adorar, que son los que se ven en los escaparates, en las cabeceras de las librerías o en nutridos montones como dispuestos al azar de forma que casi tropiezas con ellos físicamente cuando andas. En realidad, nada se deja al azar, todos esos espacios se pagan y los libros de los escritores no conocidos estarán, con muchísima suerte, dos semanas en la mesa de novedades o en la estantería de su género..

Yo protesto. Mi libro Manual de la aprendiza de depredadora en el escaparate de la Casa del libro. ¡Coloquemos en los escaparates y en los podiums de más vendidos los libros que queramos! ¡Activismo literario! El activismo literario consiste en todo tipo de acciones que luchan contra el sistema, protestan, mueven, inspiran o se saltan los convencionalismos.
 Los libros de autores que hace quince años podrían haber llegado a ser conocidos o incluso a adquirir cierta popularidad se quedan en tierra de nadie y no tienen ninguna oportunidad. Puede ser que el editor apueste por ellos, pero, en ningún caso, su apuesta –que servirá sólo para que el libro se publique- llegará a motivar al departamento comercial, al departamento de prensa y a todos los que hacen que la maquinaria de ventas se ponga en marcha.
La promoción quedará en 0 porque ese es precisamente el presupuesto que hay para promocionar los libros con tiradas pequeñas. En muchas macroeditoriales, además, los comerciales están peleados con los editores y puede que hasta con el departamento de prensa y todos “juegan” a defender lo suyo de forma que los grandes perjudicados son los libros que, en teoría, tendrían que apoyar… Si no fuera tan patético, hasta me reiría.
Sí, tiene razón Sanfaina Krisis, “cada vez que compras un libro porque está de moda, sin conocer su contenido, matas un libro interesante.”
Sanfaina Krisis vivió en carnes propias diversos grados de sorpresa, tristeza, rabia y desesperación a medida que fue obteniendo datos sobre ese libro en el que el editor –que ya no se ponía al teléfono y contestaba sus correos con días o semanas de demora- creía tanto al principio. Sanfaina consiguió su “Antiséller 51”:

Tengo datos de Nielsen, que es un señor muy antipático que controla las ventas en Casa del libro, Fnac, Corte Inglés y ottros megagrupos vendedores de béstsellers.
Desde que salió a la calle en mayo (más bien la editorial lo tiró a la rue para que se buscara la vida), mi libro ha vendido 51 ejemplares. Soy como Fahrenheit 451, pero sin las centenas, con lo cual mis libros se salvarán de la quema, pero no del olvido. 10,5 grados centígrados, ni frío ni calor.
Por lo menos si refresca, mi libro tirado en la calle no tendrá que buscar cartones, los lleva incorporados en su bonita cubierta.
El editor ha descendido a mis infiernos para comunicarme que no hay más dinero para promoción. ¿Qué promoción, si mi libro no ha salido en NINGÚN medio? No sé si ponerme en contacto con los Guiness para reclamar algún récord.
Si no te promocionan, ¡autopromocionate! Manual de la aprendiza de depredadora de Alicia Misrahi, colocado entre los más vendidos de la FNAC. Si nos ningunean, ¡Acción! Al menos, es divertido :-D 
Evidentemente, como el libro de Sanfaina no se ha vendido (porque nadie se ha ocupado de él, no ha llegado a los puntos de venta, no ha salido en los medios, no se le ha hecho ninguna promoción etc…), Sanfaina no podrá volver a publicar en esa editorial.
La historia de Sanfaina es la de muchos escritores noveles, pero, también, la de muchos escritores con una nutrida trayectoria profesional pero que nunca han llegado a convertirse en superventas o en escritores mediáticos.

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