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jueves, 29 de septiembre de 2011

Sexo anal, instrucciones de uso y disfrute

Por Alicia Misrahi

El sexo anal forma parte del repertorio sexual de muchas parejas, heterosexuales u homosexuales. Es una práctica que hasta hace poco era tabú pero que, como hemos detectado en las reuniones de La Maleta Roja, cada vez despierta más curiosidad y, también, un poco de morbo (o mucho).





Las estadísticas indican que alrededor de un 20% de mujeres y hombres heterosexuales practican sexo anal, mientras que en la comunidad gay, el porcentaje se eleva al 50%.


No mencionaremos en este artículo a las personas que consideran el sexo anal un tabú o algo sucio. Este tema es sólo para las personas interesadas en el sexo anal.

Muchos hombres están deseando probarlo y algunas mujeres, también, aunque no saben bien cómo hacerlo o tienen miedo de que sea doloroso o peligroso. Tranquilos, el sexo anal bien hecho y con protección no tiene ningún riesgo para la salud.


viernes, 23 de septiembre de 2011

La Última Romántica

Soy Seda (en los chats) y creo en el amor. Siempre he sabido que había un hombre para mí en algún lugar y que el destino haría todo lo posible para que nos encontráramos, tarde o temprano.




Nunca nadie me ha hecho sentir así, me hace sentir viva.

Todos tenemos a nuestra media naranja en algún rincón del mundo. Los más afortunados se encuentran con ella en algún sitio que frecuentan, a algunos la suerte les es más esquiva y necesitan viajar para encontrarle o vivir varios falsos amores y desengaños antes de darse de bruces con el amor real. Otros lo tienen delante de las narices y no lo reconocen nunca. Igual tiene que ver con el Karma.

Encontrar a la persona que tienes reservada puede ser una casualidad pillada por los pelos, un segundo de distracción que nos hace girar la cabeza hacia un lugar inesperado, el impulso de cambiar el camino habitual por otro, una decisión súbita de visitar un museo que nunca nos ha interesado… Si creemos en él, al final el amor nos encuentra.

De hecho, creo que he encontrado a mi alma gemela. Con él las horas pasan deprisa hablando de todo y de nada. Me hace sentir como nadie me ha hecho sentir en mi vida. Amada, deseada, comprendida.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Yo fui un pescadora de marido

Yo fui un pescadora de marido
Experiencias de pesca en la red

Soy Silvia y me embarqué en una búsqueda para encontrar mi hombre ideal, mi alma gemela, mi otro yo, mi complemento o como queramos llamarle que me condujo a la infelicidad y a la ansiedad.

Empecé a buscar por mi cuenta en el mundo virtual un compañero para procrear y fundar una hermosa familia feliz con esplendorosa hipoteca en lugar de esperar que una casualidad romántica me lo trajera. Busqué activamente en la red y fuera de ella –chats, portales de amor de Internet, citas rápidas, citas lentas y lo que se terciara-. En mis inicios estaba mentalizada para vivir y disfrutar del momento.


Sin embargo, me obsesioné y desesperé con cada nueva desilusión y con cada hombre que parecía salido de un catálogo de la feria de los horrores de Marte. Fue un proceso tan lento que no me di cuenta de lo que estaba ocurriendo.

Cuando menos lo esperaba, conocí a una compañera de andanzas, Nereida, que estaba tan obsesionada o más que yo y con la que compartimos desastres y tragos amargos hasta que aprendimos a reírnos de nosotras mismas y volvimos a disfrutar. Tuvimos suerte.

Por ejemplo, nos reímos mucho con aquel que decía ser jugador profesional de póker que perdió mil euros en cinco segundos y no había forma de saber si era un ludópata o un auténtico maestro de la apuesta o con aquel otro prepotente que proclamaba “si eres una ladilla de chat no me interesas”.

Con Nereida descubrimos que no hace falta tener pareja para ser feliz y que una serie de “fracasos” o tropiezos no tienen porque significar que nunca vas a encontrar a nadie y que, de hecho, tampoco importa si uno pasa una época sin pareja o toda la vida. ¿Por qué tenemos que basar nuestra felicidad en tener pareja? Es terriblemente limitado. Las dos nos reconstruimos mutuamente.

Cuando menos lo esperaba, encontré a mi amor en un amigo a quien nunca había mirado como posible pareja.

lunes, 5 de septiembre de 2011

¿Hemos estallado ya y no lo sabemos?


La idea de lo que es noticiable y las propias rutinas de producción de las noticias nos impiden estar informados.

Una noticia, para los medios de comunicación, es cada vez más algo escandaloso, sorprendente, terrible, cataclismático, horrísono e impactante. Por tal razón, nunca se realiza un seguimiento continuado de lo que fue horrible noticia tremendamente importante hace dos meses.

Una de mis preguntas es ¿Qué ha sido de la central de Fukushima de Japón? ¿Sigue liberando radioactividad que nos llega en primorosas nubes de invisible fosforescencia sin que lo sepamos?

domingo, 4 de septiembre de 2011

Sonrisa Lectora

Padezco una extraña enfermedad. No puedo evitar leer todo lo que cae en mis manos o pasa cerca de mis ojos o capta mi mirada.

He buscado un nombre para esta enfermedad incómoda y un poco obsesiva, pero no lo he encontrado. Quizá podría ser lectomanía, puesto que grafomanía es la "manía de escribir o componer libros, artículos etc.". Me niego a usar la palabra "letraherido" porque me suena de un cursi que te mueres.

Mi lectomanía me ha llevado a situaciones complicadas. Veo papeles en una mesa e inmediatamente los leo. A veces, si mi vista no me alcanza, incluso puedo llegar a tomarlos en las manos y devorarlos. NO me doy cuenta, no lo hago por curiosidad ni por cotillear, sino porque soy una lectora compulsiva.

Me ocurrió esto con los papeles de mi entrevistador en una importante entrevista para un trabajo... Sin darme cuenta, les di la vuelta para verlos mejor. Y nunca volví a saber de la empresa.

También leo los botes de cosméticos y productos de higiene en la ducha, las etiquetas de las botellas de alcohol en los bares, los anuncios y carteles colgados en los exteriores de tiendas o en cualquier pared, los rótulos de todas las tiendas, los documentos abiertos en los ordenadores de mis compañeros cuando caen al alcance de mi vista porque paso por allí o porque tengo que hacer alguna consulta (eso demuestra mi buena fe y mi inocencia; si no están abiertos en la pantalla no hago nada por abrirlos).... En fin, todo.

Por eso, para evitar meter la pata o quedar como una rara, siempre llevo encima un libro y lo abro cuando tengo tentaciones de leer cualquier cosa inconveniente. (todavía recuerdo aquella vez que le dije a un aspirante a ligue: "sí, pues no puedo evitar leer todos los papeles que encuentro por el suelo" y me miró como si fuera de una galaxia ajena a este universo y se fue pretextando que había quedado. Nunca volví a saber de él).

Por eso, para no quedar como una descarada o una maleducada, cuando voy a una entrevista, llevo mi propio currículum o un dossier con mis trabajos que leo en los tiempos muertos como si lo estuviera consultando.

Es curioso que, en general, no esté mal visto hablar sin ton ni son (teniendo en cuenta que muchas personas están al borde de la ecolalia) y, sin embargo, nosotros los pobrecitos lectómanos que no podemos evitar girar los papeles de la persona que tenemos delante para leerlos, quedamos siempre fatal. Al fin y al cabo, sólo leeemos, no emitimos juicios de valor ni contumelias ni malmetemos ni criticamos... Sólo leemos todo aquello que se cruza en nuestro camino sin hacer daño a nadie en un acto íntimo y discreto.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Editores prófugos. Crónicas Bohemias LVI

De Sanfaina Krisis, mi amiga escritora a la que le crecen los problemas.

"Gracias a Dios o a quien sea, mis editores huyeron de vacaciones en agosto. Así no he podido obsesionarme con mi Antiséller ni conocer nuevos datos sobre sus antiéxitos.

Aparte de que mi obra se ha quedado sola en el catálogo, dedicado a libros de trabajos manuales y de educación para niños superdotados básicamente; de que la jefa de prensa no ha conseguido ni una sola reseña en un medio escrito ni una entrevista en una radio; de que los comerciales no han puesto ningún entusiasmo por colocar mi libro en las librerías porque les era incómodo y no les iba a dar ninguna comisión mínimamente sustanciosa...

Me he dado cuenta de que he equivocado totalmente el espíritu y enfoque de mi libro.

Por no hablar de que cuando llamo al teléfono del editor sale un mensaje de que no existe ningún abonado de Movistar con ese número.
¿Se han dado a la fuga con o sin mi libro? ¿Existe algún modo de recuperar mis ejemplares abandonados en cualquier oscuro y húmedo almacén? Al menos, así podría intentar venderlos."

Sopitas de pollo para el alma LVII

De mi amiga Sanfaina Krisis, crítica consigo misma en estado crítico.

"Tengo la inteligencia emocional de un babuino que se tapa a la vez ojos y oidos pero emite todo lo que se le ocurre con la gran boca abierta.

Investigando un poco por los títulos más vendidos de autoayuda (género en el que se puede encuadrar mi libro aunque lo trituro), he encontrado algunas revelaciones sorprendentes, como que muchas personas (esos lectores que compran en masa los libros triunfantes) prefieren pensar que "el universo conspira a tu favor" (aaaggg, qué miedo!), "piensa en positivo y los éxitos acudirán a ti en fila india", "realiza diariamente tus visualizaciones y tus afirmaciones y los logros te lloverán del cielo o del universo" o cosas similares.

Es decir, muchas obras de autoayuda dan a los lectores lo que quieren oír para no sentirse miserables.

Algunos de estos libros (bastantes) son como esas presentaciones powerpoint “maravillosas” que nos hacen ver, con sus declaraciones empalagosas y edulcoradas, que somos maravillosos y que todo el mundo es bueno.

Triunfan afirmaciones como “nunca dejes de soñar, no pierdas tu niño interior” o "eres la fuerza que mueve montañas" que nos llenan de gozo y de emoción y nos hacen sentir especiales y que ya estamos en el camino por conseguir todo aquello que deseamos simplemente por sentir lo que quiere el libro que sintamos y pensar lo que nos dice que pensemos. Luego, nos olvidamos y todo sigue igual. Hasta la próxima...

Son sopitas de pollo para el corazón y el alma, calditos de autocomplacencia y conformismo para que nos nos enfrentemos a nuestros problemas y carencias y que nos prometen que con el poder de la fe podemos triunfar en todo. Pero, ¿de verdad alguien puede creerse que todo el mundo puede triunfar en todo lo que se proponga y llegar a lo más alto? Si todos llegáramos a lo más alto y fuéramos ricos y seduciéramos a todos y etc, estaríamos al minuto siguiente hundidos en el lodo en grupo.

No, no puedo escribir en esta línea y porque no prometo la eterna felicidad completa, mi libro se ha convertido en un antiséller.

Algún día me atreveré a contar de qué va mi libro, confesar el título me parece francamente difícil."

jueves, 1 de septiembre de 2011

Debacle en el Hipermercado. Crónicas Bohemias LIV


De mi amiga Sanfaina Krisis, escritora que busca nuevos caminos y los cierra o dinamita todos:

"Horror en el ultramarinos. Mi trabajo como chica para todo en el supermercado duró menos que las verduras que nadie compraba y teníamos que tirar cada día a carretadas (tenemos el congelador lleno de zanahorias, judías, guisantes, coles, coles de bruselas y demás blanqueadas http://ar.answers.yahoo.com/question/index?qid=20080213151625AABBJyJ.

En realidad, no fui la causante de la desgracia, si no su víctima. Había muchos productos caducados y muy poco género.

Pronto se produjo una situación paradójica: mi jefa desapareció y no había forma de encontrarla. Me hallé al frente de un supermercado fantasma con cada vez menos productos y más gritos.

Me gritaban los clientes porque les había vendido algo caducado, me abroncaban los proveedores porque mi jefa no había pagado las facturas y me chillaban los familiares y el marido de mi jefa porque creían que no quería decirles dónde estaba. Era el pim pam pum de todos.

Mi falta de pericia en la caja pronto pasó a segundo plano. Total, no me iba de un grito más: ¡Chica! Te he dicho que no quiero las berenjenas, quedátelas, es más ¡póntelas donde te quepan".

Hice lo único que podía hacer: me cobré mi sueldo y algo más en botellas de vino, licor y aguardiente. Ahora somos "traficantes" de alcohol.

Y dejé mi etapa de super superwoman sin volver la vista atrás, por la puerta de atrás. Creo que los clientes han celebrado una fiesta tras mi marcha. ¡Cuanto mal humor hay por el mundo!"