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jueves, 27 de octubre de 2011

Toc, Toc, el Trastorno Obsesivo Compulsivo llama a mi puerta

Somos una familia de Toc, podríamos ser tocólogos, pero no. Para muchos de los que nos rodean, además, lo que somos es unos tocacojones con nuestras manías y supermanías.

Descubrí que mi padre padecía Trastorno obsesivo compulsivo leyendo un artículo en una revista. Tardé varios meses más en darme cuenta de que yo misma también soy una sufridora del mismo mal y algunos meses más en asumirlo e intentar ponerle remedio.

Reconozco que siempre hemos sido un poco peculiares, pero mi prima y mi tía han puesto el listón tan alto que todos los demás podemos pasar por “normales”.

Mi tía y mi prima han acabado viviendo en 10 m2 de su espacioso piso de 100 m2 perfectamente equipado con objetos y muebles y electrodomésticos ahora inservibles. Según ellas, todo está “contaminado”.
La primera vez que le oí decir a mi tía: “No te sientes en esa silla, está sucia”, no le di mayor importancia. Sí me extrañó que se pusiera unos guantes de látex para coger la silla y ponerla en el cuarto de los trastos y que luego quemara los guantes y  se lavara las manos cinco veces restregándose con un estropajo.



Poco a poco, de forma inexorable, los objetos, muebles, vestidos, menaje del hogar y etc de su casa se fueron contaminando y acabaron todos en diversas habitaciones que, a su vez, también quedaron contaminadas
En cuestión de pocos años, mi tía y mi prima han quedado recluidas en el recibidor y la primera mitad del pasillo de su casa. Hemos intentado hablar con ellas, pero están tan convencidas de su verdad que no entienden cómo no vemos que todo se contamina.

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