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jueves, 7 de julio de 2011

Técnicas de seducción de (algunos) hombres



(De Manual de la aprendiza de depredadora, Alicia Misrahi)


El pesado. Hormiguita de la seducciónInsiste e insiste con la misma mujer pero, aunque se estire en múltiples detalles románticos, hay poquísimos casos en que tienen éxito. De ellos podemos aprender que esta técnica no se debe usar.
Algunos de nuestros objetivos se escaparán, incluso algunos que nos gusten mucho después de haberlos catado, pero si insistimos, lo único que conseguiremos es que se cansen y salgan huyendo. Además, si un hombre nos gusta y queremos conseguir más de él, al insistir sólo conseguiremos que nos dé unas migajas de lo que deseamos. Mejor ir a por otro: ¡Diversificación!!!!Algunos de ellos usan frases como “¿a ti qué te cuesta?” o “eres hermosa, tendrías que ser generosa con tu belleza”.
No tengo constancia de que esta “técnica” haya funcionado alguna vez, por lo tanto, no caigamos en la tentación de usarla. Si estamos ansiosas o deseosas de que nos hagan caso, lo mejor que podemos hacer es dejarlo correr.
Los pesados son hormiguitas que hacen cola para meterse en la boca del oso hormiguero.


Los ronderos. Comelotodos compulsivosVan tirando los tejos o intentando hablar con todas las mujeres que se ponen a su alcance en una discoteca, en un pub, en un bar, en la playa o donde sea. En un local cerrado, hay que practicar la caza de precisión, máximo dos o tres intentos por noche para evitar devaluarnos. Eso sí, aunque las aproximaciones directas tienen que ser limitadas (siempre se puede cambiar de local), los juegos de miradas pueden ser infinitos. Lo de las aproximaciones limitadas es consecuencia directa del mundo en que nos ha tocado vivir: lo siento, sigue siendo bastante machista.
Laura me contó que, en una ocasión, aceptó a un rondero. Estuvo toda la noche bailando con una amiga suya, pero a Laura le atraía mucho, pura atracción animal, nada más. Cuando la amiga le comunicó al hombre que no quería seguir la fiesta con él, el rondero, sin ningún pudor ni vergüenza, cambió de objetivo. Laura se enojó un poco por ser el segundo plato, pero con su envidiable capacidad de adaptibilidad, le fue aceptando poco a poco, a medida que él la fue seduciendo no con palabras sino con suma coquetería, con bromas y con conversación e, incluso, un masaje en sus doloridos hombros. Fue ella la que le besó y fue ella la que se lo llevó. Ninguno pretendió que hubiera nada más que atracción y, según nos contó, compartieron una noche cariñosa y apasionada con masajes incluidos. Nunca se sabe, a veces puede estar bien cambiar de opinión, incluso para romper algunas de nuestras propias normas. ¡Mmmm, el profundo placer de la transgresión!
Los ronderos son los depredadores más omnívoros que existen: son capaces de comerse prácticamente todo.

1 comentario:

  1. Ahora mismo recuerdo un "rondero". En cuanto mi acompañante se fue un segundo al baño, ¡atacó! Y me encantó porque me hizo subir la autoestima... durante unos segundos. En cuanto le dije que tenía novio (era mentira), se fue a la de al lado. ¡Un poco de pudor, por favor! ¡Que te estoy viendo!
    ¡Besos!

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